LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- Un peculiar, emotivo y alocado biopic llegó a los cines con otro ícono de la música que se propone contar su complicada vida a través de una narrativa donde se muestra a si mismo representado por… un mono. Este es Robbie Williams, el británico cantante de pop-rock cuya popularidad ha sido un sube y baja, no digo que todos los conozcan pero al menos alguna que otra canción deben haber escuchado en determinado punto de la vida.
Me sorprendió gratamente el proyecto, me divertí mucho en cuanto a lo visual y el humor que manejó, mientras sentí la vibra de la música y conecté con las diversas situaciones (algunas emocionantes, otras muy tristes) que Williams tuvo que atravesar a lo largo de su vida y carrera.
Enfrentar los demonios de uno mismo no es algo sencillo y mucho menos con el peso de la fama, la falta de propósito, el descontrol que lleva a la autodestrucción, las ausencias de una infancia que marcan el futuro, entre tantas cosas más que la cinta relata.
El director es el mismo que ‘The Greatest Showman’, peli que amé, aquí vuelve a hacer esa magia. La creatividad para ir contando la vida de Robbie es fantástica y poco vista, se nota un arduo trabajo para que esto sobresalga del resto de las biopics.
